11.20.2007

DE NUEVO LA LLUVIA

"Mi nombre es ese que tu me has dado.
Mi nombre es ese que llama por ti.
Tu nombre es ese que guarda mil horas.
Es verdad, que esta vez,
los fantasmas pagaron la cuenta y yo tiro otra vez,
y ahora, se lo que tengo que hacer
conseguir otro par de zapatos"
Me toca tirar, Iván Ferreiro

Llueve. La ciudad respira agua, y tose, y escupe y protesta. Las varillas de los paraguas se enredan y discuten. Las ruedas de los coches levantan agua y barro para bañar a los transeúntes. Tengo frío en los pies. La gente se agolpa en los autobuses y metros. Los coches se multiplican, las alcantarillas no absorben, la acera es un manto de hojas que han caído de los castaños, y que ahora yacen ahogadas en los charcos.

Mientras observo desde el autobús el ajetreo provocado por la lluvia, con el paraguas empapándome el abrigo, el pelo pegado a la cabeza y los calcetines mojados, me siento extrañamente reconfortada. Como cuando comes el arroz con leche de tu abuela y aún está tibio. Como cuando llegas a casa de tu madre y está vacía. Con esa sensación de ligera incomodidad, superada por la certeza de estar en un lugar seguro.

Me encanta la lluvia.

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