1.22.2008

BORRÓN

*
Resulta que no me gusta ser quejica, ni ser llorona, y me paso el día quejándome, y a veces hasta lloro. Eso no me pasa a lo mejor en la vida normal, es decir, en la vida "oral", pero sí en cuando me pongo a escribir. Zas, a protestar. Antes me resultaba más entretenido observar a los demás, llegar a conclusiones inventadas de lo que veía. Antes me alimentaba lo ajeno, y ahora me siento como un oso hibernando, acurrucado sobre sí mismo, en una cueva, esperando que salga el sol.
Pero yo estoy bien. Un poco harta de mis rutinas y mis obligaciones, pero bien.
Y en el blog, hasta alguna ha pensado que me quería suicidar.
Es acojonante lo mío.
Parece que la alegría de vivir me abandona cuando se trata de convertir el pensamiento en palabras.
Qué lástima, ¿no?
Mierda, ya me estoy quejando otra vez.

*Mi ipod ha muerto. Hasta que solucionemos este asunto, mi vida no tiene banda sonora.

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