SWEET SIXTEEN
He estado releyendo tus cartas. Aquellas en las que me querías tanto que caminabas con la sonrisa puesta, pero que resulta que te habías olvidado de que habíamos quedado y me habías dejado esperándote en la esquina de mi casa a dos grados bajo cero. Aquellas en las que me ilustrabas en el nihilismo para luchar con mi moral católica de dos más dos son cuatro y dios en la de todos. Aquellas en las que me convencías de que si intentabas meter tu lengua en mi boca y tu mano en mi escote era sólo por mi bien, por retirar los velos de pudor que cubrían mis ojos. Aquellas en las que buscabas las mejores palabras para expresar los mejores sentimientos.
Hasta ahora siempre te había recordado con ternura. En cambio hoy te he visto como un gilipollas. No es culpa tuya, es que de pronto me he cansado de edulcorar mis recuerdos.
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