LA RUEDA
Llega el momento de escribir, y me planteo mi manera de hacerlo. Puede que si logro por un momento leer lo que he escrito con objetividad, me de cuenta de que suena todo un poco triste, o un poco melancólico, como dice mi crítica de blog particular.
Puede ser por varios motivos, o bien soy una melancólica, una triste que a veces lee poesía y mira por la ventana cuando llueve (que sí, que vale, que soy un poco así), o puede ser porque cuando escribo me motivan los sentimientos negativos, esos que tenemos todos, si, no mires para otro lado, que tú también los tienes aunque intentes disimularlos... como la frustración, la soledad, la incomprensión, la rutina, el cansancio, la sensación de que la vida que llevamos no es la que queríamos llevar, pero ya no sabemos donde parar, donde se desvió del buen camino, como dirigirla.
Y la vida no solo es eso, son muchísimas más cosas agradables e incluso maravillosas, pero es cierto que en mi caso particular, el escribir sí que es eso, es una forma de exorcizar (si es que existe esa palabra), de plasmar pensamientos, muchas veces negativos, para sacarlos de dentro, para que se vayan, para que cuando los leas desde fuera los leas como si ya no fueran tuyos, y te des cuenta de que lo que fue importante, un momento después ya no lo es.
En fin, supongo que es imposible, incluso en internet, dejar de ser tu misma, aunque pretendas ser otra persona a veces, para poder descansar de tus neuras.
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