9.26.2004

MANUAL DE AUTOAYUDA, POR G.

Me das las palmas de tus manos, suaves y reconfortantes, y por un instante siento que cuidas de mi. Es un espejismo, pero cumple su función.

Sigo el principio de evitar la autodestrucción, mi pequeño vicio, del que me estoy quitando. Y ya no aullo por las noches.

Tus hombros anchos y brillantes me aíslan del resto del mundo, todo deja de existir más allá de ellos. Y me siento importante. Es mentira, pero también cumple su función.

He asumido la realidad, y ya no espero cosas imposibles. Sólo espero el agua, el calor, y la voz de algún amigo al otro lado del teléfono.

Tu aliento me vacía la cabeza de unos pensamientos y me la llena de otros. El calor me hace cosquillas en el cuello. Pero no me quema. Yo no ardo, no se tú.

Ya no quiero más sucedáneos de cariño. Lo quiero todo. y si no
nada.

Se que estoy encontrando mi camino, que ya iba siendo hora.

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