MIS FASES
Todo lo que he emprendido, las cosas que me han pasado o las relaciones que he tenido han pasado siempre por cuatro fases inevitables:
1. LA ILUSIÓN.
Me gusta empezar cosas. Me gustan los cambios y las novedades. Pongo todo el esfuerzo y las ganas, con ese impulso que sólo te da la ilusión porque algo salga bien.
2. LA EUFORIA.
Cuando todo empieza a rodar, yo me emociono. Es cuando me desboco, cuando las cosas sólo son blancas, y la realidad no me afecta, y me como el mundo, y soy la reina de la fiesta.
3. LA INSEGURIDAD.
Pero las cosas nunca son blancas siempre, y al aparecer el primer bache o cuando el castillo de naipes se cae, ya no soy la reina ni nada. Me asusto, corro a esconderme, y dudo de mi. Y vuelvo a dudar, de dos a trescientas veces.
4. LA REALIDAD.
Esta es la más difícil de explicar. Cuando he superado el punto anterior, ese proyecto deja de ser el centro de mi vida, y es cuando puedo tomar decisiones, cuando decido si merece la pena, si me lo quedo y pasa a formar parte de mi o si lo dejo en el camino.
Ha habido veces que el punto tres ha durado demasiado. Voy a tener que pensar en ello.
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