8.31.2007

EL "ESPETÁCULO"

"Dime donde has estado
niña de cara blanca
dónde has dejado tu risa
que no está donde estaba.
Santos que yo te pinté
demonios se tienen que volver."
Santos que yo te pinté, Los Planetas.

El fallecimiento de un chico de 22 años, a un mes escaso de ser padre por primera vez, guapo, atlético y jugador de fútbol, que tuvo una parada cardíaca en la tele en directo, se ha convertido en la feria de abril.
En un primer momento piensas, joder, que putada, pobre chaval, pobre mujer, pobre madre y tal. Y lo sientes sinceramente por ellos, te pones en su lugar, que duro, jo. Y lo comentas en el trabajo, y todos asentís, que faena, que pena.

Entonces ves algún periódico y ves como empieza la fiesta. Niños, mayores, adolescentes de todo tipo, lloran cual plañideras a un chico al que olvidarán en dos semanas, y del que desconocían su nombre la semana anterior. Y las teles se relamen con estas imágenes de esas lágrimas amargas de personas que miran a Raúl o a Pujol con avidez de reojo y extienden la mano para tocarlos. Los clubes de fútbol intentan dar su mejor cara, y lanzan mensajes de apoyo a una afición a la que pegarán alguna paliza a través de su hinchada más ultra dentro de un mes. Una enorme cantidad de personas visitan la capilla ardiente de un chico al que no conocían de nada, y miran con morbo el sufrimiento de las personas para los que sí deja un hueco, para los que sí supone una falta inesperada y traicionera.

Me parece tan irrespetuoso con el dolor verdadero por la pérdida real de alguien querido lo que hemos visto estos días, que me pasa lo que me pasa siempre. La masa me produce tanto desprecio como terror.
Y te preguntas con qué argumento conseguirán arrastrarte también a tí.

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