12.10.2008

VARIACIONES DE UN ABRAZO

"Y no será
que ahora te aburres
y que te escurres
y no quieres esperar."
Desde el jergón, Los Enemigos

Se trata de uno de esos descansos para comer, uno de esos que en mi trabajo son tan largos que me da tiempo a irme a mi casa. Estoy volviendo a la oficina, paseando por las calles de mi barrio. En lugar de irme acostumbrando a este barrio con el paso de las semanas, cada día me resulta más sorprendente.

Llego al metro, y en la parada tres chicos armados con distintivos y carpetas detienen a los transeúntes y les piden que se asocien a su ong. De esos tres, a mi me toca uno. Me quito un casco de la oreja y le escucho. "¿Tienes un minuto?" Es moreno, tiene patillas y un rostro agradable. Le contesto "Ya soy socia de tu ong". Sonríe con satisfacción y abre mucho los brazos para decirme gracias. Los abre mucho. Tanto que por un momento me desconcierta y me cuesta contener el impulso de ocupar ese espacio que deja vacío, sin protección, y darle el abrazo que me parece que me está pidiendo. Y me veo volando hacia él, abriendo los brazos, rodeándole la cintura y dejándome rodear por él. Se trata sólo de unos segundos. Yo también le sonrío, me pongo el casco y sigo mi camino, con una sensación de pérdida por el abrazo no dado. Seguro que abrazaba bien. De esos abrazos calentitos y mulliditos que te envuelven. Y yo de esos necesito varios.

De todas formas, ha sido mejor así. No soy socia de su ong.
Demasiadas mentiras en un minuto.

ecoestadistica.com