8.25.2004

CUANDO FUIMOS HEROES

Un amigo me dijo una vez que si a nuestra edad no habíamos destacado en nada, ibamos a tener que ir resignándonos a ser unos mediocres. Decía que en realidad todos aspiramos a ser grandes escritores, pintores o músicos, artistas en definitiva, o más "cualquier cosa" que la media, que la mayoría de nosotros creíamos que teníamos algo del toque de los genios, y de ahí vienen las frustraciones de nuestra generación.
Esta reflexión da para mucho, pero yo creo que básicamente tiene mucha razón. Todos hemos soñado con ser alguien que destaque sobre el resto, no por afán de competir, sino por la necesidad de ser especiales. Ya se que todos somos únicos y especiales, pero hablo de algo un poco más grande.

Y pasa el tiempo, y nuestros sueños de grandeza en algún momento, no se sabe cuando, se transforman en la consciencia de que somos grandes sólo para la gente que nos quiere, pero que nunca seremos un García Marquez, un Mark Rothko o un Bob Dylan. Eso en esencia no está mal, pero ya es uno de los primeros batacazos. Poco a poco nuestros sueños se hacen más pequeños, más alcanzables, y nos da un poco de miedo soñar por si acaso nos llevamos unos cuantos palos.
No se cuál es el secreto, no se si es mejor no aspirar a mucho para no sentirse frustrado después, pero algo me dice que esa no es la solución. La solución tendrá bastante que ver con el asunto este tan peliagudo de aceptarnos como somos.

Además, para los genios tampoco ha debido ser fácil estar donde están, ¿no?

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