PASO
Olvídalo. No te voy a preparar el desayuno mañana si te quedas esta noche. Tampoco pienso plancharte nunca las camisas, ni levantarme a traerte un vaso de agua. Es muy probable que ni siquiera te de los buenos días. No, lo digo porque a lo mejor te crees que te debo algo.
Si es así, haz el favor de coger tus zapatos y tu ego y buscarte a alguna otra que te prepare la cena. Las hay, yo las conozco.
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