10.21.2004

HOY EL IZQUIERDO

De repente unas cuantas decisiones mundanas me hacen darme cuenta de que mi estancia en esta ciudad no va a ser corta. Y me pregunto si es eso realmente lo que quiero. Me pregunto porqué decidí alejarme de mi familia y de mis amigos, porqué esa necesidad de ir siempre de un lado a otro, y si ya es hora de volver.

En realidad numerosos motivos prácticos me impiden la vuelta, al menos de forma inminente. Y uno de ellos es la ambición, el saber que si me quedo puedo mejorar en el trabajo, las cosas pueden irme bien si hago ese esfuerzo. El esfuerzo no es quedarme aqui, el esfuerzo es seguir llevando este tipo de vida que implica vivir en Madrid. Sigo viviendo como cuando era estudiante, con la diferencia de que en lugar de darme el dinero del alquiler mis padres, ahora me lo da mi trabajo, a costa de estar fuera de mi casa desde las ocho y media de la mañana hasta las ocho de la noche. Sigo compartiendo piso, como cuando era universitaria. Sigo viviendo como de prestado. Sigo sin llegar a fin de mes. En realidad creo que jamás en mi vida he llegado a fin de mes. Ya no se si el problema lo tiene mi mierda de sueldo o lo tengo yo.

Supongo que también estoy un poco cansada de afrontarlo todo sola, y en Madrid la palabra sola se escribe con mayúsculas. Y aunque hace bastante tiempo que he superado aquella fase tan tonta que tuve de postergar mis decisiones hasta que encuentre al hombre de mi vida, siempre lo siento todo como provisional. Y tantos años de provisionalidad son desestabilizantes.

Aunque la gran verdad es que todo depende del pie con el que me levante.

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