3.08.2005

PRIMEROS PASOS

Es enternecedor compartir unas horas con una pareja que está empezando. Se hace evidente en pequeños detalles, en palabras inseguras.

Cada frase que se habla entre amigos es como un mensaje que se le está enviando a la otra persona, como un "oye, que yo soy así", "oye, que esto es importante para mi", "ten cuidado, porque esta es mi opinión". Ese afán por conocerse, por gustar, por medirse para saber si se va por buen camino, esperando la reacción del otro, pero todo disimulado, intentando que parezca que se está actuando con naturalidad. Y ese juego maravilloso de miradas, llenas de ternura y de admiración, cuando cada cosa que hace la otra persona nos parece ideal y fantástica, cuando el amor fluye de unos ojos a los otros y los gestos de cariño son torpes, porque la confianza física sólo es una promesa de futuro.

Me provoca una inmensa sonrisa cómplice, aunque lo cierto es que, a pesar de lo que pueda pensar la gente que me conoce, me produce también una increíble pereza.

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