5.30.2006

SAT NAM

Inspiras profundamente. Mantienes el aire dentro de ti. Todo da vueltas en torno a un solo punto entre tus ojos. Tu cuerpo se hace presente, el calor de la energía, el temblor del esfuerzo, la tensión del ejercicio de los músculos...
Y no quieres nada, y todo ha desaparecido a tu alrededor. Y de pronto cambia tu postura en el círculo de los acontecimientos. Das la espalda a algo que antes mirabas de frente, y miras de frente lo que antes te quedaba detrás. Y disfrutas de tu profunda inspiración, que exhalas con una vibración sonora.
Y decides que las cosas a las que aspiras son secundarias. Y percibes la importancia del círculo que te rodea. Transcurre un tiempo indeterminado, abres los ojos despacio, te levantas paulatinamente. Das las gracias, te despides y bajas las escaleras.
Piensas en lo mono que era el chico que estaba a tu lado en la clase y en las agujetas de mañana.
Y te cagas en ti, y esperas que los beneficios de la meditación te duren más en la próxima clase.

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