8.22.2006

DIA DOS

Hablo rápido y de forma nerviosa. Aprieto muy fuerte los dientes, pero eso ya lo hacía antes. Hablo sin escuchar, hablo y hablo sin parar. Hablo tanto y tan deprisa que no controlo lo que digo. Vamos, soy Vireta en su versión rubia.
Tengo hambre. Me muero de hambre pero no saboreo lo que como, porque lo engullo. Me da un poco de risa y lo vivo como algo un poco ajeno a mi, pero al mismo tiempo todas esas sensaciones son producidas por mi cuerpo. La nicotina lo está abandonando y me pide más. Y he decidido no darle más.
He leído que tarda aproximadamente en irse del todo del cuerpo unos cuatro o cinco días. Y luego cualquier problema será psicológico, no físico. Tengo como una mezcla de miedo y de ilusión.
Sólo espero que este nuevo control no afecte al resto de controles que tengo. No me puedo permitir cortocircuitos. Amos, que prefiero fumar que perder el control.
¿Ves? Es un ejemplo de lo que me dijeron que ocurriría, que el cerebro empezaría a inventarse excusas y a intentar engañarme, para poder fumar. No estoy dispuesta a tener que pasarme el resto de mi vida venciendo una tentación. Primero debería dejar de ser una tentación. Pero todo esto sin llegar a ser un coñazo antitabaco de mujer. Es dificilísimo.
Mejor vuelvo a fumar.
Mamá, es broma.

ecoestadistica.com