10.26.2004

REWIND

Este fin de semana he vuelto atrás unos cuantos años.
Hay personas con las que viviste determinados momentos de tu vida muy intensamente, que te conocían bien, que han seguido de cerca tus pasos durante una época determinada. Luego pasa el tiempo, y aunque el cariño sigue siendo el mismo, fuerte y entrañable, ya hemos dejado de ser cómo nos habían conocido. Nos han pasado cosas que nos han cambiado. Hemos aprendido cosas que nos han hecho evolucionar de una determinada forma, y ninguna de nosotras es la que era entonces. Pero invariablemente, cuando nos volvemos a ver, una vez al año más o menos, parece que todo volviese a ser como era entonces, los mismos roles, las mismas diferencias de opinión. Reconozco que esa vuelta atrás no me gusta, probablemente porque yo me gustaba muy poco en aquellos años. Y a lo mejor los cambios que se han producido en mi son tan sutiles que no son fáciles de apreciar, al menos a simple vista. Seguro que yo tampoco me esfuerzo demasiado. Es más cómodo observar y callar a veces.

Siempre he tenido mis dudas en relación a la fuerza de la amistad, si es más fuerte e intensa cuando somos más jóvenes, y con los años se hace más utilitaria, cumple una función más prosaica y más egoista. Pero de lo que me doy cuenta es que cuanto más creces y aprendes, más profunda puede llegar a ser, y mucho más difícil de encontrar. Valoro la libertad que supone que los amigos no te juzguen en base a sus principios o a su manera de ver la vida.
Y eso si que es un tesoro.

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