CUANDO G. VIENE DE GATO
Generalmente estoy bien, con mi vida tranquila y mi espacio y mi ritmo. Me gusta.
Pero a veces, sólo a veces, en lugar de dar vueltas y más vueltas sobre mi misma para ahuecar un cojín, me gustaría hacerlo en tu regazo. Y que me acariciases distraido la nuca mientras lees. Y atusarme presumida los bigotes para estar más guapa, y hundir el hocico en tu cuello para dormir mejor. Y no necesitarte el resto del tiempo.
Pero eres tan tonto que no te lo puedo contar, porque creo que nunca lo entenderías.
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