EL DIA D

Después de un año entero esperando este momento, mañana por fin me voy de vacaciones.

Lo dejo todo manga por hombro, en la oficina, en mi casa, en mi cabeza y en mi corazón. Pero da igual, recompondré todos los trocitos a la vuelta, porque ahora sólo quiero desconectar, descansar, olvidarme de todo y portarme fatal. A veces cuando las cosas se rompen es un placer hacerlas añicos todavía más pequeños. Saltar encima de los trozos hasta que se hagan polvo.

Nos vemos a la vuelta, feliz descanso a quien descanse, y que sea llevadero a quien no descanse.
Un beso para todos.

DIAGNÓSTICO

No se si existe una palabra adecuada para definirlo, pero es verdad que yo tengo dos vidas.
Una es la normal, con las cosas que me pasan día a día, con los acontecimientos cotidianos y mis reacciones ante ellos, y la otra está sólo en mi cabeza, y es la que me ayuda a convertir situaciones que no me gustan en otras cosas, la que me hace sobrellevar el tedio de la otra. Una que me invento, más o menos.

Joder, que suerte tengo, ¿no?

¿O tal vez no?

STOP

Odio las señales equivocadas. Odio todas las señales, pero sobre todo las engañosas. Las que parece que indican hacia la izquierda, y le haces caso, pero medio metro más adelante te encuentras con la dirección prohibida. La izquierda no era. Era la otra. Que cansancio. Pues ponlo claro, cojones. Derecha. De-re-cha.

Y así una no se lía por caminos que no conducen a nada.

DECIAMOS AYER

Después de colgar el teléfono, se me llenan los ojos de lágrimas. Había conseguido mantener el equilibrio, decíamos ayer... Pero el equilibrio se rompe con las noticias inesperadas.
Así que después de pelearnos tanto, después de darnos tantas explicaciones, después de querernos tanto, cuando las cosas estaban tranquilas, cuando nos lo habíamos dicho todo, un latigazo me sacude entera al enterarme de por lo que él ha pasado en este último mes y medio. Y me estremezco de ternura al escuchar su voz valiente y temblorosa mientras me explica y me cuenta.

Y me doy cuenta de que sólo hay una cosa que es irreparable. El resto no lo es.
Y en la adversidad volvemos a ser los amigos que fuimos. Y que probablemente seamos siempre.

MÍRAME BIEN

He echado de menos esta casa porque me gustan los refugios. Esos sitios en medio de la nada donde te puedes esconder y sentirte a salvo. Pero a veces pararse es la mejor manera de tomar aliento, de no dejarse empujar hasta tomar caminos que no son el tuyo.
Estos meses he crecido.
Me estoy sorprendiendo a mi misma. Aunque mi situación vital ahora me resulta complicada, estoy manteniendo el equilibrio. No tiene mérito porque no lo hago de forma consciente, pero estoy aguantando el chaparrón, cosa que muchas veces antes no he sabido hacer. Y quiero dejar constancia de ello aqui.
Para volver con las cartas encima de la mesa.

OTRA ETAPA

Levanto la persiana y una nube de polvo me rodea, finas partículas de luz inundan el sitio que creía vacío.
En realidad había venido sólo a echar un vistazo, como vengo a veces, pero hoy es un día especial.
Así que me siento en un rincón en el suelo abro el pequeño paquete que traigo conmigo. Se trata de un pastelito con mucha nata. Le coloco una vela y la enciendo.
Pido un deseo y soplo. Hoy este sitio cumple un año.
Sonrío para mis adentros y escucho el sonido del silencio que me rodea. Se me vienen a la mente muchos ruidos que escuché aqui.
Se me viene a la mente el sonido de un adiós que ha resultado ser un hasta pronto.
Me pongo a limpiar, a recoger, y salgo con la bolsa llena de cosas viejas para tirar.
Cierro de nuevo la persiana sabiendo que cualquier día de estos traeré otra vez mis bártulos y volveré a vivir aqui.