9.05.2005

FWD

Ayer me desperté con un cabreo descomunal. Pero tremendo. Ladré mi rencor por las esquinas, y le tocó pagarlo a todo ser humano que me crucé durante la primera media hora de mi domingo maldito. Después se fué difuminando mi enfado hasta quedar reducido a una pequeña columna de humo.
Recogí los restos de mi incendio, pedí disculpas por haber ofendido, mientras me miraban con cara de extrañeza. "¿Pero qué es lo que te ha pasado?". Y sigo dándole vueltas a esa reacción. ¿Sería la resaca? ¿Sería el portazo que me despertó? ¿Sería la consecuencia de una semana un poco dura? ¿Sería la... el...? De pronto, percibo cierto abismo insondable. Me acojono, ya muy dueña yo de mi, sonrío a todo el que me mire y paso la página inmediatamente.
A tomar por culo, no hay porqué entenderlo todo.

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