11.29.2004

UNO MÁS, Y VAN...

Cumplir años es lo que tiene.
Revisión del debe y del haber, amortizaciones y presupuestos para el próximo año.

Miradas de indiferencia. Decepciones y discusiones. Emociones mal digeridas. Hastío. Silencio. Exigencias. Llamadas no contestadas. Responsabilidades que no eran mías. Ausencias y malos entendidos. Pantalones que no me sirven. Cierta mañana de marzo. Verdades incómodas. Resacas. Cansancio. Planes que se vienen abajo. Falta de valor. Aburrimiento. Mensajes no contestados. Correos no contestados. Imprudencias, prejuicios. Mentiras. Abrazos no entregados y no recibidos. Secretos. Conversaciones frustrantes. Trabajo tedioso. Miedo.

Afectos, descubrimientos, totems de cariño que siguen ahí. Miles de carantoñas, de piropos, de caricias desde el tobillo hasta la punta de los nervios. Libros. Emociones tragadas, escupidas, vomitadas. Dedos entrelazados y miradas oscuras y fugaces. Nuevos amigos. Pelos revueltos, risas y más risas. Sorpresas, regalos, alegrías desbordadas, conciertos y cines. Besos y más besos. Manifestaciones. Alegrías ajenas pero cercanas. Expectativas y sueños. Carcajadas con dolor de tripa. Muchos abrazos, cenas, comidas y algunos desayunos. Mordiscos en la espalda. Ciudades y pueblos. París. Llamadas, mensajes y correos amortiguando distancias. Muchos vaciles y copas. Bailes locos mañaneros en pijama. Miradas penetrantes. Música. Tele, mantas en el sofá y largas conversaciones. Placeres.

Este año, una vez más, el balance sale a mi favor. Y mis veintinueve recién estrenados tienen buena pinta.

El caso es que no acabo de entender porqué sigo teniendo ganas de llorar.

ecoestadistica.com